Encuentra el sentido de la vida. Es muy triste encontrar personas que han perdido el sentido de su vida. Algunos viven en apatía y otros sufren depresiones.
El primer significado del sentido de la vida tiene que ver con su propósito. Sin propósito la vida no tiene sentido. La persona que ha perdido el sentido de la vida tampoco tiene motivo por el cual vivir. Hubo un tiempo cuando el que les escribe caminaba por las calles de su ciudad sin sentido y sin rumbo. Después de perder la familia y no tener un hogar digno para los hijos, nada parece tener sentido. Simplemente no vale la pena vivir.
El otro significado del sentido de la vida tiene que ver con su dirección. Para tener sentido hay que saber su destino. Una vez estuve a punto de morir porque, por error, me integré a una autopista en sentido contrario. Desgraciadamente hay caminos que al hombre les parecen buenos pero el fin de ellos es muerte. ¿Te has preguntado? ¿A dónde me conduce el camino que he elegido? Mejor es que lo consideres ahora antes de que sea tarde. Muchos caminos que dan libertad al pecado terminan en tragedia. Qué triste es ver a personas perdidas en las drogas o familias separadas por el divorcio, con sueños y planes que han terminado en frustración.
Encuentra el sentido de la vida
El ser humano siempre acaba levantando su particular «Torre de Babel» de una u otra forma. En otras palabras, cada uno de nosotros tiende a alejarse de Dios por seguir su propio camino. En la antigüedad no hubo otro más sabio que Salomón. Basándose en sus propias experiencias escribió sobre la vanidad de la vida, porque aun los éxitos y las fortunas pueden perder su sentido a la luz de la eternidad. Este sabio rey dijo una cosa muy acertada: «El camino de la vida es hacia arriba».
Para encontrar el sentido de la vida es necesario considerar el propósito por el cual fuimos creados, y corregir los errores que nos desvían de nuestro destino. Con humildad y amor Jesús se autoproclamó como «el Camino, la Verdad y la Vida». Puedes encontrar el sentido de tu vida, al igual que en su día yo lo hice.
Ivar Svensson
Pastor evangélico
