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El niño milagro

niño milagroSoy Rosa, y esta es la historia de milagros de mi nieto Alex: el niño milagro. Él fue prematuro. Nació con cinco meses y medio, y pesaba ochocientos gramos. Los médicos nos decían que no iba a vivir, que sus miembros no respondían ni se desarrollaban, que su respiración era insuficiente y que moriría en un día o dos; por lo que nos lo llevamos a casa. El niño milagro, el niño milagro, el niño milagro

Yo había recibido a Cristo en mi corazón, creía en Él, así que pensé: «voy a llevarlo a la iglesia para que oremos todos por él». En la reunión, el Pastor lo tomó en sus brazos, lo alzó y se lo entregó al Señor, haciendo la misma oración que Jesucristo antes de ir a la cruz por nosotros: «Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti, aparta de mí esta copa, mas no lo que yo quiero, sino lo que tú». El niño milagro,

Ese día algo sucedió. Alex comenzó a respirar con normalidad, a dormir bien, a tomar leche con algodón a gotitas y luego con cucharita. Hasta entonces no había tenido uñas, pero poco a poco le comenzaron a crecer y sus miembros, que no respondían, fueron cobrando movilidad y desarrollándose normalmente. Así fue como Alex, cincomesino, sin opciones de supervivencia, comenzó su milagrosa vida. Unos años más tarde, cuando tenía tres años, en una revisión médica, le detectaron principio de leucemia. Ante la preocupación de mi hija, lo enviaron a un especialista. Las pruebas a las que le sometieron no hicieron sino confirmar el diagnóstico. Lo peor del caso fue, que, a causa de una anomalía en los intestinos, no creían que pudiese salir con vida de las sesiones de quimioterapia. Mi nieto, al darse cuenta de lo que pasaba, nos decía: «yo no me quiero morir, yo no me quiero morir».

El niño milagro

En medio de esta situación, comencé a darle ánimos a mi hija diciéndole que siguiera creyendo, porque, igual que el Señor lo salvó al nacer, lo salvaría otra vez; Dios no deja nada a medias, Él hace la obra completa. Comenzamos a llevarlo al tratamiento. Además de la quimioterapia, precisaba de transfusiones de sangre que recibía de su madre, que era la única compatible con él. Gracias a Dios fue aceptando todo muy bien. Cada día que mi nieto Alex soportaba la quimio decía: «hay un ángel ahí arriba vestido de blanco que me mira»; estaba convencida de que Dios me lo estaba guardando. Los médicos estaban impresionados por lo bien que soportaba el tratamiento. Durante todo este proceso hicieron un seguimiento con ecografías, en las que se veía como sus intestinos dañados se iban desarrollando. Todo el cáncer se cortó en dos meses y Alex se recuperó totalmente. A causa de todo lo que le había sucedido en su corta vida, en el hospital le apodaron el niño milagro. el niño milagro,  el niño milagro, el niño milagro, el niño milagro, el niño milagro, el niño milagro, el niño milagro, el niño milagro.

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Hosanna

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